Declaración de la AMM sobre el Apoyo a la salud de los niños en situación de calle
Adoptada por la 66a Asamblea General de la AMM, Moscú, Rusia, octubre 2015,
y revisada por la 76.ª Asamblea General de la AMM, Oporto, Portugal, octubre de 2025
INTRODUCCION
La AMM considera que en el siglo XXI es inadmisible que los niños que viven en la calle se vean abandonados a su suerte, a la pobreza o a cualquier forma de explotación o delito, vivan en ella. La AMM está preocupada por este fenómeno, que se está extendiendo cada vez más en muchos países del mundo y que, según estimaciones de la UNICEF, afecta a varias decenas de millones de niños.
El concepto de “niños en situación de calle”, desarrollado por las Naciones Unidas, incluye a los niños o personas menores de 18 años que dependen de la calle para vivir o trabajar, ya sea solos, con compañeros o con sus familias; también se refiere a una población más amplia de niños que han forjado fuertes vínculos con los lugares públicos y para quienes la calle es una parte esencial de su identidad y vida cotidiana.
La salud de estos niños se mantiene crítica y ha empeorado por las desigualdades económicas a nivel mundial, la situación geopolítica debido a la aparición de numerosas zonas de conflictos en el mundo, como también la crisis climática y ambiental que contribuyen a rupturas familiares, disturbios sociales, violencia y aumento de deserción escolar; todo esto impide el acceso a la salud.
Los niños en situación de calle, incluso más que otros niños, pueden ser víctimas de discriminación. También está especialmente expuestos y vulnerables a abusos de todo tipo, violencia y al riesgo de explotación con fines comerciales o sexuales o el reclutamiento en fuerzas armadas o grupos armados.
La AMM considera firmemente que en tales circunstancias no se pueden reunir las condiciones mínimas para el desarrollo y la educación de un niño y que los médicos deben trabajar para abordar situaciones que podrían comprometer seriamente el futuro de un niño al obstaculizar su desarrollo, seguridad y salud, que la OMS define como un estado de completo bienestar físico, mental y social.
La AMM destaca que la vida en la calle conlleva muchos riesgos adicionales para la salud (barreras a la prevención y al acceso a la atención, dificultades en el seguimiento, vulnerabilidad a patologías graves y traumas).
Se trata de una cuestión compleja y multifactorial que requiere un fuerte compromiso de todas las sociedades y de las partes interesadas pertinentes, incluidos los profesionales sanitarios, y en particular los médicos.
Facilitar el contacto entre los niños en situación de calle y sus cuidadores debe considerarse como un primer paso hacia la preservación o restauración de la salud de esos niños y su resocialización a través de un vínculo de confianza establecido. Una vez que esto se logra, se puede implementar un enfoque más multidisciplinario y multidimensional para entregar un cuidado y apoyo más completo, en especial educacional y social.
La AMM enfatiza que la buena salud de la juventud determina la salud de la población de mañana y que la juventud contribuye a la cohesión social y constituye la riqueza de un país.
Recomendaciones
La AMM:
- condena firmemente las violaciones de los derechos de los niños en situación de calle, en especial a través de la discriminación, estigmatización y su exposición al abuso, violencia y todas formas de explotación.
- insta a los gobiernos a intensificar la investigación de los factores que llevan a que los niños vivan en la calle y a trabajar para disminuir al mínimo el impacto de estas situaciones para la salud general de los niños. Las autoridades nacionales tienen el deber imperativo de hacerse cargo de todos estos niños y la obligación de prestar atención médica a todos los niños y cuando sea necesario, apoyar su vuelta a un entorno de vida adecuado para ellos. Las autoridades nacionales también deben hacer todo lo posible para proteger a los niños que viven en la calle de los riesgos para la salud asociados a diversas adicciones y al abuso de drogas (tabaco, alcohol, medicamentos y drogas), y de los asociados a las enfermedades transmisibles, en particular las de transmisión sexual.
- insta a las autoridades nacionales a realizar más investigaciones y recopilar datos para evaluar con mayor precisión el número de niños en situación de calle. Los Estados deben garantizar que la recopilación y el uso de dichos datos no estigmaticen a estos niños y sean beneficiosos para ellos.
- insta a los gobiernos, asociaciones médicas y profesionales de la salud a que tomen más conciencia de la amplitud del fenómeno y organicen campañas de prevención y sensibilización orientadas, de manera que todos estos niños tengan acceso a toda la gama de la protección de salud y social necesarias.
- insta a todas las asociaciones médicas a colaborar con los gobiernos y las autoridades públicas, así como con otros profesionales del sector sanitario y social, para garantizar que los derechos fundamentales de los niños en situación de calle, en particular el derecho a la salud y a la educación, se respeten en todo momento. Deben hacerse todos los esfuerzos posibles para proporcionar a estos niños alojamiento, atención médica y acceso al agua potable limpia y alimentación nutritiva. Se deben apoyar las políticas de prevención, y en particular los programas de vacunación definidos por la OMS, deben contar con el apoyo de todas las partes interesadas y aplicarse de manera eficaz. Debe proporcionarse la información adecuada sobre la salud y los riesgos específicos asociados a las condiciones de vida precarias para los niños afectados y para todas las partes interesadas pertinentes y los responsables de la toma de decisiones.
- Hace un llamamiento a los médicos para que defiendan los derechos de los niños, especialmente de los más vulnerables, y se comprometan plenamente con su protección.
- insta a los médicos y a los proveedores sanitarios locales a participar en las iniciativas de detección, información y prevención de riesgos sanitarios y, en particular, en las campañas de vacunación dirigidas a los niños en situación de calle.
- insta a los médicos a que sean prudentes y expresen las reservas pertinentes cuando se les pida, mediante métodos clínicos o paraclínicos, que calculen la edad de individuos jóvenes con fines legales o administrativos, dada la importancia de garantizar que los adolescentes se beneficien de su condición de menores hasta que alcancen la edad adulta, como lo reconoce la Convención Internacional de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño. En particular, el médico debe indicar las incertidumbres científicas y especificar el margen de error de las técnicas de estimación de la edad utilizadas. Estos métodos sólo deben utilizarse como último recurso.
