Declaración de la AMM sobre la Violencia laboral en el sector de la salud


Adoptada por la 63a Asamblea General de la AMM, Bangkok, Tailandia, octubre 2012
Y revisada por la 73ª Asamblea General de la AMM, Berlín, Alemania, octubre 2022

 

INTRODUCCION

La violencia en el sector de la salud ha aumentado sustancialmente en el nuevo milenio, especialmente en tiempos de la pandemia de COVID-19. Todas las personas tienen derecho a trabajar en un entorno seguro sin amenazas de violencia. La violencia en el lugar de trabajo incluye la física y la no física, como la violencia (psicológica), la intimidación y el acoso cibernético, entre otros.

El acoso cibernético y en las redes sociales incluye particularmente las amenazas en línea y la intimidación hacia los médicos que participan en un debate público para brindar información adecuada y combatir la desinformación. Estos médicos se enfrentan cada vez más, entre otros, a mensajes maliciosos en las redes sociales, amenazas de muerte y visitas intimidatorias a sus domicilios.

A los efectos de este documento, se utilizará la definición amplia de violencia en el lugar de trabajo de la OMS: “El uso intencional del poder, de hecho o como amenaza, contra otra persona o un grupo, en circunstancias relacionadas con el trabajo, que tenga como resultado o tiene un alto grado de probabilidad de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones.”

Además de las numerosas consecuencias sobre la salud de las víctimas, la violencia contra el personal de salud tiene efectos sociales potencialmente destructivos. Afecta a todo el sistema de salud y socava la calidad del entorno laboral, lo que en última instancia afecta la calidad de la atención al paciente. Además, la violencia puede afectar la disponibilidad de la atención médica, particularmente en áreas empobrecidas.

Si bien la violencia en el lugar de trabajo es indiscutiblemente un problema mundial, se deben tener en cuenta varias diferencias culturales entre países para comprender con precisión el concepto de violencia a nivel universal. Existen diferencias significativas en términos de lo que define varios niveles de violencia y qué formas específicas de violencia en el lugar de trabajo tienen más probabilidades de ocurrir. Esto puede crear tolerancia para algunos niveles de violencia en esos lugares. Sin embargo, se reconoce ampliamente que las amenazas y otras formas de violencia psicológica son más frecuentes que la violencia física.

Las causas de la violencia en el ámbito sanitario son extremadamente complejas. Varios estudios han identificado desencadenantes comunes de actos de violencia por parte de pacientes y familiares, como retrasos en recibir tratamiento, insatisfacción con el tratamiento brindado, comportamiento agresivo del paciente causado por la condición médica del paciente, la medicación que toma o el uso de alcohol y otras drogas. Además, las personas pueden amenazar o perpetrar actos de violencia contra el personal de salud porque se oponen a un área específica de la práctica médica, con base en sus creencias sociales, políticas o religiosas. También se denuncian casos de violencia por parte de los transeúntes. La violencia entre compañeros de trabajo, como el hostigamiento, incluidas las ceremonias de iniciación y las bromas pesadas, o el acoso, constituye otro patrón importante de violencia laboral en el sector de la salud.

Se requiere colaboración entre varias partes interesadas (incluidos gobiernos, asociaciones médicas, hospitales, servicios generales de salud, gestión, compañías de seguros, formadores, preceptores, investigadores, medios de comunicación, policía y autoridades judiciales) junto con un enfoque multifacético que abarque las áreas de legislación, seguridad, recopilación de datos, capacitación/educación, factores ambientales, conciencia pública e incentivos financieros para abordar con éxito este problema. Como representantes de los médicos, las asociaciones médicas deben asumir un papel proactivo en la lucha contra la violencia en el sector de la salud y también instar a otras partes interesadas clave a actuar, protegiendo así aún más la calidad del entorno laboral para el personal de salud y la calidad de la atención al paciente.

 

RECOMENDACIONES

La AMM condena en los términos más enérgicos cualquier forma de violencia contra el personal y las instalaciones de salud, que puede incluir violencia entre compañeros de trabajo, comportamiento agresivo de parte de pacientes o familiares, así como actos de mala intención por parte de individuos en el público en general, y llama a sus miembros constituyentes, las autoridades sanitarias y otras partes interesadas pertinentes a actuar a través de un enfoque estratégico colaborativo, coordinado y eficaz.

Elaboración de políticas

  1. El Estado tiene la obligación de garantizar la seguridad y protección de los pacientes, médicos y demás personal de salud. Esto incluye proporcionar un entorno físico apropiado.
  2. Los gobiernos deben proporcionar el marco necesario para que la prevención y eliminación de la violencia laboral en el sector de la salud sea una parte esencial de las políticas nacionales/regionales/locales sobre salud y seguridad en el trabajo, protección de los derechos humanos, estándares de gestión de los establecimientos de salud e igualdad de género.

Finanzas

  1. Los gobiernos deben asignar fondos apropiados y sostenibles a fin de abordar eficazmente la violencia en el sector de la salud.

Protocolos para la situación de violencia en los establecimientos de salud

  1. Los establecimientos de salud deben adoptar una política de tolerancia cero hacia la violencia en laboral eliminando su “normalización” a través de la elaboración e implementación de protocolos adecuados que incluyan lo siguiente:
  • Un plan predeterminado para mantener la seguridad en el lugar de trabajo; incluido el reconocimiento del abuso no físico como un factor de riesgo para el abuso físico.
  • Un plan de acción designado para el personal de salud cuando se presenta violencia.
  • Una estrategia de comunicación interna fortalecida que involucre al personal en las decisiones relativas a su seguridad.
  • Un sistema de denuncia y registro de actos de violencia, que puede incluir la denuncia a las autoridades judiciales o policiales.
  • Un medio para garantizar que los empleados que denuncian la violencia no sufran represalias.
  1. Para que estos protocolos sean efectivos, la gerencia y administración de los establecimientos de salud deben comunicar y tomar las medidas necesarias para garantizar que todo el personal conozca los protocolos. Se debe instar a los gerentes a verbalizar una política de tolerancia cero hacia la violencia en los medios de salud.
  2. Los pacientes con trastornos de salud mental agudos, crónicos o inducidos por enfermedades u otras condiciones médicas subyacentes pueden actuar violentamente contra el personal de salud; quienes atienden a estos pacientes deben estar adecuadamente protegidos. Excepto en casos de emergencia, los médicos pueden tener derecho a negarse a tratar y, en tales situaciones, deben asegurarse de que las autoridades pertinentes tomen medidas alternativas adecuadas para salvaguardar la salud y el tratamiento del paciente.

Formación/Educación

  1. Un personal bien capacitado y vigilante con el apoyo de la gerencia puede ser un elemento disuasivo clave de los actos violentos. Los miembros constituyentes deben trabajar con los proveedores de educación de pregrado y posgrado para garantizar que el personal de salud esté capacitado en las siguientes áreas: habilidades de comunicación, empatía, así como reconocimiento y manejo de personas potencialmente violentas y situaciones de alto riesgo para prevenir incidentes de violencia.
  2. La formación continua debe incluir los principios éticos de la atención médica y el cultivo de las relaciones médico-paciente basadas en el respeto y la confianza mutua. Esto no solo mejora la calidad de la atención al paciente, sino que también fomenta la sensación de seguridad, lo que reduce el riesgo de violencia.

Comunicación y conciencia social

  1. Las asociaciones médicas, las autoridades de salud y otras partes interesadas deben trabajar juntas para aumentar la conciencia sobre la violencia en el sector de la salud, con la creación de redes de información y experiencia en esta área. Cuando corresponda, el personal de salud y el público deben ser informados de los actos de violencia.
  2. Se insta a las agencias de radiodifusión, periódicos y otros medios de comunicación a verificar minuciosamente sus fuentes para mantener la información compartida con el más alto nivel de reportaje profesional. Las empresas de redes sociales y las partes interesadas asociadas también deben tomar medidas activas para crear un entorno libre de violencia cibernética para sus usuarios. Esto incluye fortalecer las políticas para proteger los datos de los usuarios, hacer que informar y marcar dicha violencia sea fácil y accesible, e involucrar a las fuerzas de orden público para emprender acciones legales adecuadas cuando se justifique.

Seguridad

  1. Deben existir medidas de seguridad adecuadas en todos los centros de salud y las autoridades encargadas de hacer cumplir la ley deben dar alta prioridad a los actos de violencia. Se debe implementar una auditoría de riesgo de violencia de rutina, incluida una evaluación de riesgos, para identificar qué trabajos y lugares tienen mayor riesgo de violencia, especialmente en lugares donde ya ha ocurrido violencia, y para determinar las debilidades en la seguridad de las instalaciones. Los ejemplos de áreas de alto riesgo incluyen instalaciones de práctica general, establecimientos de tratamiento de salud mental y zonas de alta afluencia en los hospitales, incluido el departamento de emergencias.
  2. El riesgo de violencia puede mitigarse por una variedad de medios que incluyen colocar personal de seguridad en áreas de alto riesgo y en la entrada de edificios, la instalación de cámaras de seguridad y dispositivos de alarma para uso del personal de salud, el uso de elementos distinguibles para identificar al personal y mantener una iluminación suficiente en las áreas de trabajo, lo que contribuye a un ambiente propicio para la vigilancia y la seguridad. Se debe considerar la implementación de un sistema para examinar a los pacientes y visitantes en busca de armas al ingresar a ciertas áreas, especialmente las de alto riesgo.

Apoyo a las víctimas

  1. Se debe brindar apoyo médico, psicológico y legal adecuado a las víctimas de la violencia. Dicho apoyo debe ser de libre acceso para todo el personal de salud.

Investigación

  1. En todos los casos de violencia debe haber una investigación para comprender mejor las causas y ayudar en la prevención de violencia futura. La investigación puede dar lugar al enjuiciamiento de los autores en virtud de los códigos civil o penal. El procedimiento debe estar dirigido por funcionarios competentes de las fuerzas del orden y no debe exponer a la víctima a más daños físicos o psicológicos.

Recopilación de datos

  1. Deben establecerse sistemas de denuncia apropiados para permitir que el personal de salud informe de forma anónima y sin represalias sobre cualquier amenaza o incidente de violencia. Dicho sistema debe evaluar en términos de número, tipo y gravedad, los incidentes de violencia dentro de una institución y las lesiones resultantes. El sistema debe utilizarse para analizar la eficacia de las estrategias preventivas. Los datos agregados y los análisis deben estar disponibles para las organizaciones de profesionales de la salud y otras partes interesadas pertinentes.
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