Adoptada por la 71ª Asamblea General de la AMM (en línea), Córdoba, España, octubre 2020

INTRODUCCION

La hipertensión es el factor de riesgo más importante para la muerte cardiovascular a nivel mundial. Representa más muertes por enfermedades cardiovasculares que cualquier otro factor de riesgo modificable. Más de la mitad de las personas que mueren de enfermedad coronaria y de infarto tenían hipertensión. “A medida que las poblaciones envejecen, adoptan estilos de vida más sedentarios y aumentan su peso corporal, la prevalencia de la hipertensión en todo el mundo seguirá aumentando”.

La hipertensión no controlada es una causa importante de infarto y otras afecciones crónicas comórbidas, como insuficiencia renal, insuficiencia renal, pérdida de visión o deterioro cognitivo leve. Debido a que la hipertensión puede ser asintomática, a menudo puede no diagnosticarse.

En 2010, la hipertensión surgió como el principal factor de riesgo para la carga de enfermedad en todas las regiones del mundo. Además, la presión arterial sistólica elevada (PAS) es el principal riesgo de salud mundial. El Plan de Acción Mundial de la OMS para la prevención de enfermedades no transmisibles exige una reducción del 25% en la prevalencia de presión arterial elevada para 2025.

Prevalencia

La prevalencia mundial de la hipertensión ha crecido significativamente en las últimas cuatro décadas y la mayoría de las personas con hipertensión no logran un control óptimo.

Es preocupante la creciente disparidad en la prevalencia de hipertensión entre los países de ingresos altos y bajos/medios. Casi el triple de personas con hipertensión viven en países de ingresos bajos/ medios (1.04 mil millones) que en países de altos ingresos. Los países de bajos ingresos en el sur de Asia, África subsahariana y Europa central y oriental se ven particularmente afectados. Además, la prevalencia de presión arterial elevada fue más alta en ciertas regiones de África para ambos sexos.

Factores de riesgo

Los factores de riesgo de hipertensión son variables que aumentan la probabilidad de desarrollar la enfermedad. Los factores de riesgo incluyen lo siguiente:

  • Estilo de vida/alimentación: la falta de opciones de alimentos saludables, la falta de acceso a vecindarios seguros para hacer ejercicio y los hábitos de vida poco saludables pueden aumentar el riesgo de hipertensión. Los hábitos de vida poco saludables incluyen los patrones de alimentación poco saludables, como comer demasiado sodio y alimentos altamente procesados, beber demasiado alcohol y estar físicamente inactivo.
  • Edad: la presión arterial (PA) tiende a aumentar con la edad. Sin embargo, el riesgo de hipertensión está aumentando en niños y adolescentes, posiblemente debido al aumento en el número de niños y adolescentes con sobrepeso u obesidad.
  • Situación socioeconómica: en los países de altos ingresos, la mayor carga absoluta de la enfermedad de hipertensión se encuentra en los grupos de edad de 60 años y mayores, mientras que en los países de ingresos bajos/medios, la mayor carga absoluta está en los grupos de mediana edad, como 40 a 59 años. La prevalencia estandarizada por edad de la hipertensión es mayor en los países de ingresos bajos/medios que en los países de ingresos altos.
  • Sexo: antes de los 55 años, los hombres son más propensos que las mujeres a desarrollar hipertensión. Después de los 55 años, las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de desarrollarlo.
  • Genética/Historia familiar: La investigación ha identificado muchas variaciones genéticas asociadas con pequeños aumentos en el riesgo de desarrollar hipertensión. Algunas personas están genéticamente predispuestas a la sensibilidad al sodio en la alimentación.

Medición precisa de la presión arterial

La medición precisa de la PA, tanto en el entorno clínico como en el hogar, es esencial para el diagnóstico y el tratamiento de la hipertensión. En muchos países, las pautas clínicas nacionales  recomiendan cómo lograr una medición precisa de la PA y ofrecen recomendaciones de mejores prácticas.

Consecuencias de las políticas

Las políticas y acciones a nivel mundial, nacional y local son necesarias para reconocer y combatir la hipertensión. Se necesita mucho esfuerzo en todo el mundo para mejorar la conciencia, el tratamiento y el control de todas las poblaciones. Las pautas actuales para diagnosticar y tratar la hipertensión, y la orientación basada en la evidencia sobre la importancia de una medición adecuada de la PA, ofrecen pilares para las políticas nacionales sobre la medición y el control de la PA. La implementación puede tener un progreso significativo hacia la disminución de la prevalencia de hipertensión a nivel mundial y mejorar los resultados de los pacientes. Para abordar los factores de riesgo para la hipertensión, las políticas también deben incluir los factores socioeconómicos, estilos de vida y alimenticios que contribuyen a la aparición de la enfermedad.

RECOMENDACIONES

  1. La Asociación Médica Mundial recomienda a los gobiernos nacionales:
  • Reconocer la hipertensión como el factor de riesgo más importante para las enfermedades cardiovasculares y la muerte.
  • Declarar que el control de la hipertensión es una prioridad nacional de salud.
  • Apoyar campañas para aumentar la conciencia pública sobre la hipertensión, incluido el reconocimiento de la naturaleza generalizada y asintomática y los riesgos de contribuir al desarrollo de enfermedades graves.
  • Implementar recursos adecuados para mejorar la conciencia, el diagnóstico, la medición y el manejo de la hipertensión.
  • Formular estrategias específicas para países que aborden los factores de riesgo para la hipertensión y aboguen para mejorar la conciencia, el diagnóstico, la medición y el manejo.
  • Promover las recomendaciones adoptadas por la AMM estipuladas en la Declaración sobre Disminución del consumo de sal en la alimentación.
  1. La Asociación Médica Mundial recomienda a sus miembros constituyentes:
  • Abogar a nivel internacional, nacional y local para promover el conocimiento de la hipertensión, estilos de vida saludables y el acceso del paciente al diagnóstico y tratamiento de la hipertensión, incluidos los medicamentos. Esto incluye apoyar el concepto de que los determinantes sociales de la salud son parte de la prevención de la enfermedad de hipertensión.
  • Reconocer y apoyar las pautas y estrategias nacionales para medir la PA con precisión.
  • Apoyar el intercambio de investigación, información, herramientas y otros recursos sobre hipertensión entre los equipos de atención médica y los pacientes.
  • Apoyar la elaboración de planes de estudios médicos que respondan a las necesidades sociales de hipertensión con un enfoque en la capacitación de atención primaria basada en la comunidad y las habilidades de medición y manejo de la PA.
  • Promover la investigación de las causas, los mecanismos y el tratamiento eficaz de la hipertensión.
  • Abogar por la disponibilidad sostenida de medicamentos antihipertensivos.
  1. La Asociación Médica Mundial recomienda que los médicos:
  • Enfaticen los factores de riesgo para la hipertensión y las maneras de mitigarlos, con especial atención a la prevención y tratamiento en las poblaciones de alto riesgo.
  • Enfaticen la atención en equipo para ayudar a prevenir, y cuando haya sido diagnosticada por un médico, tratar la hipertensión.
  • Implementen las mejores prácticas y técnicas de medición de la PA, incluida la capacitación y el perfeccionamiento de todos los miembros del equipo de salud.
  • Promuevan el cumplimiento del tratamiento de la hipertensión del paciente, facilitando el autocontrol continuo de la PA del paciente y su participación en la atención del paciente.

Adoptada por la 59a Asamblea General de la AMM, Seúl, Corea, octubre 2008
y revisada por la 70ª Asamblea General de la AMM, Tiflis, Georgia, octubre 2019

 

Introducción

La sal de mesa alimenticia es un compuesto iónico constituido de cloruro de sodio, 40% de sodio (Na+) y 60% de cloruro (Cl-). Existen pruebas abrumadoras que demuestran que el consumo excesivo de sal es un factor de riesgo para el desarrollo o empeoramiento de la hipertensión, principal factor de riesgo cardiovascular. La hipertensión también puede ser un factor de riesgo independiente para las enfermedades cardiovasculares y todas las causas de mortalidad. El efecto del consumo de sal en la presión sanguínea es influenciado por diversos factores demográficos, como la edad y el origen étnico.

El consumo de sal también es un factor de riesgo para el cáncer gástrico [1].

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que el consumo diario de sal promedio en los adultos (mayor de 16 años) debe ser menos de 2.000 mg (5gr. de sal). Para los niños (2-15 años), el consumo límite para adultos de 2 gr/día se debe ajustar en disminución, en base a los requerimientos energéticos de los niños relativo a los de los adultos. [2]

La mayoría de la población mundial consume demasiada sal -3,95 (3,89-4,01) gr/día, equivalente a un nivel de sal de mesa de 10,06 (9,88-10,21) gr/día. Estos niveles de consumo son mucho más altos que el límite recomendado. [3]

La principal fuente de sal es el consumo de alimentos, 90% en forma de sal [4], ya sea sal añadida cuando se cocina o se come, en alimentos procesados como las sopas en tarro, condimentos, comidas comerciales, bicarbonatos, carnes procesadas (jamón, tocino, bologna), queso, snacks salados, fideos instantáneos entre otros. En los países de ingresos altos, la sal añadida durante el procesamiento de alimentos puede llegar a 75%-80% del total del consumo de sal [5].

El Plan de Acción Mundial para la Prevención y el Control de las enfermedades no transmisibles (NCDs) 2013-2020 está constituido de 9 objetivos globales, incluida un 30% de reducción relativa en el consumo de sal de la población. La OMS ha creado el paquete técnico S.H.A.K.E. para ayudar a los Estados miembros con el desarrollo, implementación y monitoreo de las estrategias de reducción de la sal.

La OMS reconoce que aunque la reducción de la sal es recomendada globalmente, existe preocupación porque los trastornos por carencia de yodo (IDD) pueden volver a surgir, ya que la sal yodada es el principal medio de consumo de yodo a través de alimentos enriquecidos. Por esto, la OMS, en reconocimiento de la importancia de la reducción de la sal y el enriquecimiento en yodo, insta a la coordinación de los dos programas [6].

Se pueden lograr importantes beneficios incluso con una pequeña disminución de la presión sanguínea de la población. Los esfuerzos para disminuir el consumo de sal en la alimentación de la población son una buena manera de bajar los niveles de hipertensión y enfermedades cardiovasculares. La evidencia demuestra que al mantener el consumo de sal en el nivel de referencia podría evitar aproximadamente 2,5 millones de muertes prematuras cada año en el mundo [7].

Recomendaciones

La AMM y sus miembros constituyentes deben:

  1. Instar a los gobiernos a reconocer que el consumo de sal es un problema grave de salud pública y dar prioridad a la prevención como un gran enfoque igualitario, rentable destinado a preservar vidas en la población para abordar el alto consumo de sal y la prevalencia de las enfermedades cardiovasculares asociadas.
  2. Trabajar en cooperación con las organizaciones de salud nacionales e internacionales, para la educación de los consumidores desde la niñez sobre los efectos del consumo excesivo de sal para la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares y sobre los beneficios de una disminución del consumo de sal a largo plazo y sobre las fuentes dietéticas de sal y cómo pueden disminuirse.
  3. Instar a los gobiernos y otros interesados a trabajar juntos para lograr los objetivos establecidos en el Plan de Acción Mundial para la Prevención y el Control de las NCDs 2013-2020.
  4. Reconocer la importante función de la industria de procesamiento y servicios alimentarios en la reducción del consumo de sal y apoyar los esfuerzos regulatorios para los objetivos obligatorios en el procesamiento de alimentos, contenido de sal en los alimentos y el etiquetado claro. Los esfuerzos de reformulación de los alimentos deben estar dirigidos a los productos más consumidos por la población.

Los miembros constituyentes de la AMM deben:

  1. Instar a sus gobiernos a aplicar rigurosamente las leyes que regulan en contenido de sal en los alimentos procesados.
  2. Adoptar un enfoque de múltiples interesados para trabajar por la reducción del consumo excesivo de sal en la población, incluida la promoción activa del conocimiento del médico sobre los efectos del uso excesivo de la sal en los alimentos.
  3. Reconocer que los programas sobre la reducción de sal y la yodación de la sal tienen que ser compatibles y apoyar las estrategias de reducción de sal que no comprometen el contenido de yodo que aumentan o empeoran los trastornos por carencia de yodo, en especial en los lugares de bajos ingresos.
  4. Contribuir a hacer que el público tome conciencia de las consecuencias potenciales de los bajos niveles de yodo por un consumo restringido de sal yodada.
  5. Instar a sus miembros a contribuir con la investigación científica sobre las estrategias de reducción de sal.
  6. Instar a la iniciación del etiquetado de alimentos, campañas en los medios de comunicación y políticas generalizadas, como la reformulación obligatoria para lograr mayores reducciones en el consumo generalizado de sal, en lugar de intervenciones enfocadas individualmente.

El médico debe:

  1. Informar a los pacientes sobre las principales fuentes de sodio en su alimentación y cómo disminuir el consumo de sal, incluida la disminución de la cantidad de sal utilizada para cocinar en casa, uso de los substitutos de la sal y abordar cualquier práctica o creencia local que contribuya a un alto consumo de sal.

Referencias:

  1. World Cancer Research Fund / American Institute for Cancer Research. Food, Nutrition, Physical Activity, and the Prevention of Cancer: a Global Perspective. Washington DC: AICR, 2007
  2. Guideline: Sodium intake for adults and children. Geneva, World Health Organization (WHO), 2012.
  3. Mozaffarian, Dariush, Fahimi, Saman, Singh, Gitanjali M., Micha, Renata, Khatibzadeh, Shahab, Engell, Rebecca E., Lim, Stephen, Danaei, Goodarz, Ezzati, Majid and Powles, John (2014) Global sodium consumption and death from cardiovascular causes. New England Journal of Medicine, 371 7: 624-634. doi:10.1056/NEJMoa1304127
  4. J. He, N.R.C. Campbell, G.A. MacGregor. Reducing salt intake to prevent hypertension and cardiovascular disease. Rev. Panam. Salud Publica, 32 (4) (2012), pp. 293-300
  5. World Health Organization Regional Office for Europe Mapping salt reduction initiatives in the WHO European Region (Web. 10 May 2014.) http://www.euro.who.int/__data/assets/pdf_file/0009/186462/Mapping-salt-reduction-initiatives-in-the-WHO-European-Region.pdf (2013)
  6. Salt reduction and iodine fortification strategies in public health. 2014. http://www.who.int/nutrition/publications/publichealth_saltreduc_iodine_fortification/en/
  7. McLaren L, Sumar N, Barberio AM, Trieu K, Lorenzetti DL, Tarasuk V, Webster J, Campbell NRC.Population-level interventions in government jurisdictions for dietary sodium reduction. Cochrane Database of Systematic Reviews 2016, Issue 9. Art. No.: CD010166.DOI: 10.1002/14651858.CD010166.pub2.