Adoptada por la 73ª Asamblea General de la AMM, Berlín, Alemania, octubre 2022

 

INTRODUCCION

El envejecimiento de la población por el aumento de la esperanza de vida, es uno de los principales retos a los que se enfrentan muchos sistemas sanitarios dado el creciente volumen de recursos que han de afrontar para la atención sanitaria de la población mayor. Esto tensiona esos sistemas, ya que el envejecimiento ocasiona una mayor demanda de asistencia, con una gran dependencia del complejo médico-farmacéutico–hospitalario. Por otra parte, las personas mayores son percibidas como receptores de ayudas, de cuidados y de apoyo económico, y esto es inexacto, ya que realizan notables aportaciones al bienestar de su entorno, lo cual tiene un alto valor social.

El aumento de la longevidad debe ir acompañado de los niveles de calidad apropiados, promoviendo la salud, reduciendo los factores de riesgo y proporcionando servicios sanitarios y sociales que sean accesibles, asequibles, sostenibles y de calidad

La edad biológica nunca debe utilizarse como base para la discriminación, si bien, puede ser un factor relevante para la toma de decisiones médicas, por lo que la referencia a la edad puede ser profesionalmente sólida.

Discriminación sanitaria en pacientes de edad avanzada

Las personas de edad sufren toda clase de discriminaciones, siendo una de las principales, la que se refiere a la salud. Los mayores suelen ser percibidos como una carga que pesa sobre los sistemas sanitarios y su sostenibilidad financiera. Las personas mayores no son únicamente responsables del aumento de los costos sanitarios en los países desarrollados. Hay otros factores que desempeñan un papel fundamental en los costos sanitarios, como la mejora del nivel de vida, la accesibilidad a los servicios sanitarios, la calidad de la atención o el uso de nuevas tecnologías.

El racionamiento de ciertos procedimientos diagnósticos o terapéuticos costosos y que consumen mucho tiempo o entornos particulares que tienen una cierta intensidad de atención más costosa es más común en la población de edad avanzada. Los ensayos clínicos a menudo excluyen a pacientes de cierta edad, incluso si cumplen con los criterios de inscripción.

La edad se ha convertido en una barrera a la hora de someter a los pacientes a determinadas intervenciones. Las razones suelen ser físicas, pero subyacen motivaciones económicas, como que el tiempo de recuperación es mayor, aumentando la estancia hospitalaria, o bien alegando que los recursos son escasos y que las personas mayores tienen una menor esperanza de vida.

Existe acuerdo en que desde el punto de visa fisiológica y psicológico, los factores determinantes de la salud en el envejecimiento están intrínsecamente relacionados con el género, por lo que las soluciones deben abordar necesariamente la distinción de géneros para paliar las desigualdades.

La discriminación sanitaria en las personas mayores puede tener un impacto negativo en su bienestar físico, mental y social y contribuye al deterioro de su calidad de vida, a la pérdida de autonomía, de confianza, de seguridad y de un estilo de vida activo, disminuyendo a su vez sus niveles de salud. Por lo tanto, es un tema complejo que requiere la participación de profesionales, instituciones, sistemas de salud y autoridades. Para abordar esta discriminación es necesario la concienciación y la coordinación con la ayuda de los principios morales y legales.

La necesidad de un enfoque holístico

El sistema sanitario no siempre se adapta a las necesidades cambiantes de la población, como puede ocurrir con algunos hospitales, que están diseñados para atender a pacientes adultos con enfermedades agudas, pero no a pacientes mayores con enfermedades crónicas.

El aumento de la longevidad debe ser acompañado del más alto estándar de calidad asistencial, promoviendo la salud, reduciendo los factores de riesgo, y proporcionando unos servicios sanitarios y sociales, accesibles, sostenibles y de calidad. Se debe poner énfasis a una medicina centrada en la persona que cure, cuide, alivie y consuele.

El deber ético del médico

En línea con la Declaración de Ginebra de la AMM, los médicos deben esforzarse en mejorar la salud, el bienestar y la calidad de vida para todos los pacientes, sin ninguna forma de discriminación hacia los mayores.

 

RECOMENDACIONES

Recordando sus Declaraciones de Ginebra y de Lisboa sobre los Derechos del Paciente y la Declaración sobre el Envejecimiento, la AMM hace las siguientes recomendaciones:

A los gobiernos, asociaciones médicas y médicos

  1. Como acciones prioritarias, defender los derechos humanos y la salud de todas las personas, incluidos las mayores, así como garantizar el respeto de su dignidad.

A los gobiernos

  1. Hacer una buena política sanitaria apropiada y no discriminatoria sobre los mayores basándose en el uso eficiente de todos los recursos sanitarios disponibles.
  2. Establecer medidas para erradicar la discriminación de las personas mayores en la atención sanitaria.
  3. Proporcionar recursos suficientes que contemplen una adecuada atención sanitaria a las personas mayores.

A la AMM, sus miembros y la profesión médica en general

  1. Comprometerse en eliminar todas las formar de discriminación por motivos de salud y edad.
  2. Promover la formación de los médicos de atención primaria en el abordaje de los problemas de salud del anciano.
  3. Promover el desarrollo de la especialidad de geriatría o una formación suplementaria de postgrado e incrementar el número de médicos de este campo y de una cantidad adecuada de los servicios geriátricos en los hospitales y consultores, para promover una atención integral de las personas mayores.
  4. Concienciar y actuar ante las discriminaciones de los mayores.
  5. Promover prácticas, éticas, responsables, eficaces y eficientes con las personas mayores.
  6. Establecer normas éticas que velen para impedir la discriminación de cualquier persona por razones de edad.
  7. Tratar de incluir activamente a las personas mayores en la investigación científica médica.

A los médicos

  1. No limitar o impedir al paciente su autonomía en base a su edad.
  2. Prestar una atención sanitaria de calidad científica y humana conforme a una buena práctica médica a todos los pacientes, sin discriminación alguna.
  3. No aplicar limitaciones sólo por razones de edad en los protocolos de diagnóstico y tratamiento.
  4. Denunciar las discriminaciones que se conozcan en la atención sanitaria a los mayores.

Adoptada por la 67ª Asamblea General de la AMM, Taipei, Taiwán, octubre 2016 

Introducción

El mundo está experimentando una extensión de la longevidad a un ritmo rápido sin precedentes. Durante el siglo pasado, unos 30 años se han agregado al promedio mundial de la esperanza de vida al nacer (EVN) – con un mayor aumento esperado en el futuro. En 2050, la EVN se espera que alcance los 74 años, con un número cada vez mayor de países que alcanzan los 80 años y más. En 1950 el número total de personas de más de 80 fue de 14 millones – para el año 2050 se estima que ascenderá a 384 millones, un aumento de 26 veces. La proporción de ancianos se verá más que duplicada, de 10% en 2015 a 22% del total de la población en 2050. Estos aumentos son muy variables, muchas de las comunidades más pobres en todos los países y un mayor porcentaje de la población en los países más pobres han tenido poco incremento en cuanto a esperanza de vida en este período.

El aumento de la longevidad también se ha producido junto a una disminución del número de niños, adolescentes y adultos jóvenes, ya que  cada vez más países experimentan tasas de fecundidad total por debajo del nivel de reemplazo, lo que eleva el promedio de edad en dichos países.

Los desafíos del envejecimiento en los países en desarrollo se ven complicados por el hecho de que no siempre existe la infraestructura básica. En algunos casos, las poblaciones de los países en desarrollo envejecen más rápido que la implementación de infraestructuras.

La longevidad es sin duda el mayor logro de la sociedad del siglo 20, pero podría convertirse en un problema importante para el siglo 21. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el envejecimiento activo como «el proceso de optimización de las oportunidades de salud, educación permanente, participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida mientras las personas envejecen». Esta definición  presupone una perspectiva del ciclo vital cuando los determinantes que influyen en el envejecimiento activo operan durante toda la vida de un individuo. Estos son los determinantes sociales de la salud e incluyen determinantes conductuales (estilos de vida), los determinantes personales (no sólo los factores hereditarios que son, en general, responsables de más del 25% de las posibilidades de envejecer bien, sino también las características psicológicas), el entorno físico donde se vive, así como los determinantes sociales y económicos. Todos ellos actúan de forma individual sobre las perspectivas de envejecimiento activo, pero también interactúan entre sí: cuanto más interactúan y se superponen, mayor será la probabilidad de un envejecimiento individual activamente. El género y  la cultura son determinantes transversales que influyen en todos los demás.

Principios Generales

Gastos  médicos

Existe una fuerte evidencia de que las enfermedades crónicas aumentan el uso (y costos) de los servicios de salud en lugar de la edad per se.

Sin embargo, las enfermedades crónicas y discapacidades son cada vez más frecuentes con la edad avanzada – por lo tanto, el uso de la atención médica y el gasto van en aumento a la par con la edad.

En muchos países, el gasto en atención médica para las personas mayores se ha incrementado en los últimos años a medida que más intervenciones y las nuevas tecnologías se han hecho disponibles para los problemas comunes en la edad avanzada.

Efecto del Envejecimiento en los Sistemas de Salud

Los sistemas de salud se enfrentan a dos retos en la revolución de la longevidad: la prevención de las enfermedades crónicas y la discapacidad y la entrega de atención de alta calidad y rentable que es apropiada para personas, sea cual sea su edad.

En las regiones menos desarrolladas, la carga de la enfermedad en la vejez es mayor que en las regiones más desarrolladas.

Consideraciones Especiales de Salud

Las principales enfermedades que contribuyen a la discapacidad en todas las regiones son las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, las enfermedades respiratorias crónicas, los trastornos musculoesqueléticos y las enfermedades neurológicas y mentales, incluidas las demencias. Algunas enfermedades comunes en la edad avanzada son especialmente incapacitantes y requieren la detección y tratamiento precoz.

Las enfermedades crónicas comunes entre las personas mayores incluyen enfermedades prevenibles a través de comportamientos saludables o intervenciones de estilo de vida y los servicios de salud preventivos eficaces – típicamente enfermedades cardiovasculares, diabetes, enfermedad pulmonar obstructiva crónica y muchos tipos de cáncer. Otras enfermedades están más estrechamente vinculadas a los procesos de envejecimiento y no se entienden lo suficientemente bien como para evitarlas – como la demencia, la depresión y algunos trastornos musculoesqueléticos y neurológicos.

Mientras que la investigación podría conducir eventualmente a la prevención eficaz de la discapacidad o el tratamiento, la gestión temprana es clave para controlar la discapacidad  o mantener la calidad de vida.

Las personas mayores pueden ser más vulnerables a los efectos de accidentes dentro y fuera de casa. Esto incluye riesgos cuando se trabaja con maquinaria como vehículos en redes viales, pero también los riesgos al manipular otros equipos potencialmente peligrosos. Puesto que las personas mayores siguen trabajando, estos riesgos deben ser evaluados y gestionados. Los que se lesionan pueden tener una recuperación complicada por otras vulnerabilidades médicas y comorbilidades.

Consideraciones para los Profesionales de la Salud

La atención médica para las personas de edad avanzada por lo general requiere una variedad de profesionales que trabajan como un equipo articulado.

Por lo general, no se enfatizan lo suficiente en los programas de pregrado la educación y la formación de los profesionales de la salud para abordar y administrar las enfermedades comunes en las personas mayores.

Reducción del impacto en la atención médica

Un continuo integral de servicios de salud debe ser aprobado con urgencia cuando la edad de la población aumenta. Debe incluir la promoción de salud,  prevención de enfermedades, tratamientos de curación, rehabilitación, manejo y prevención de la caída, y el cuidado paliativo.

Diferentes tipos de agentes que prestan atención ofrecen estos servicios, a partir de uno mismo y la familia / atención informal – a veces en forma voluntaria – a los proveedores e instituciones basadas en la comunidad.

Creación de Sistemas de Salud Optimos

La cobertura universal de salud debe proporcionarse idealmente a todos, incluidas las personas de edad avanzada.

La gran mayoría de los problemas de salud puede y debe tratarse a nivel comunitario. Con el fin de proporcionar la atención comunitaria óptima y la garantía de coordinación de la atención a lo largo del tiempo, es muy importante fortalecer los servicios de la Atención Primaria de Salud (APS).

A fin de fortalecer la APS para promover el envejecimiento activo, hay principios de la OMS basados en la evidencia para la APS según la edad en tres áreas que deben ser considerados: información / educación / comunicación / capacitación, sistemas de gestión de la salud y el medio ambiente físico.

El sector salud debe instar a los sistemas de salud  a apoyar todas las dimensiones de la atención proporcionada a las personas a medida que envejecen, dada la importancia de la salud para asegurar la calidad de vida.

Especificidades de la atención médica

La mayoría de los sistemas de salud formales se han desarrollado con énfasis en “ cuidados intensivos o atención catastrófica» de una población mucho más joven, a menudo centrada en las enfermedades transmisibles o lesiones. Los sistemas de salud deben enfatizar otras necesidades, en especial el manejo de las enfermedades crónicas y el deterioro cognitivo, cuando traten a las personas mayores.

Los servicios de cuidados intensivos  son esenciales para las personas de todas las edades, pero no están enfocados para mantener a la gente sana o para proporcionar el apoyo y atención necesaria para gestionar las enfermedades crónicas. Es necesario un cambio de paradigma que evite el tratamiento de enfermedades crónicas como si fueran enfermedades agudas.

Las condiciones médicas de mayor edad a menudo se producen de forma simultánea a los problemas sociales y ambos deben ser considerados por los profesionales de la salud en la prestación de la atención médica. Los médicos, en particular los especialistas, deben tener en cuenta que los pacientes de edad avanzada pueden tener otras enfermedades crónicas concurrentes o comorbilidades que interactúan entre ellas y que los tratamientos no deben producir complicaciones prevenibles e involuntarias.

Cuando se inicia un tratamiento farmacológico para las enfermedades crónicas con un paciente de edad avanzada, el médico por lo general debe comenzar con (dosis) bajas e ir lento (aumentando las dosis) para satisfacer las necesidades específicas del paciente.

Si el paciente no puede tomar sus propias decisiones, debido a la alta prevalencia de problemas de la memoria y cognitivos en la vejez, los médicos que tratan a pacientes de edad avanzada deben comunicarse con la familia, y con frecuencia con el cuidador formal, para explicarles mejor el estado de salud del paciente y específicamente qué medicamentos darle, para evitar complicaciones.

Al considerar las diferentes opciones terapéuticas, los médicos siempre deben tratar de conocer los deseos del paciente y reconocer que para algunos la calidad de vida será más importante que los potenciales resultados de intervenciones más agresivas.

Educación y Capacitación para los Médicos

Todos los médicos deben estar capacitados adecuadamente para diagnosticar y tratar los problemas de salud de las personas mayores, lo que implica la incorporación del envejecimiento en el plan de estudios de medicina.

Se debe prestar atención médica secundaria a las personas mayores si es necesario. Debe ser integral, con consideración de los aspectos psicosociales y también ambientales. Los médicos también deben ser conscientes de los riesgos de maltrato de ancianos y de las medidas a adoptar cuando se identifica o se sospecha el maltrato. (Véase la Declaración de Hong Kong sobre Maltrato de Ancianos).

Todos los médicos, en particular los médicos generales, debe tener acceso a la información y realizar una formación para identificar y evitar  la polifarmacia y las interacciones de drogas que puede ser más común en pacientes de edad avanzada.

La educación médica continua sobre temas relativos a los pacientes que envejecen se debe enfatizar para ayudar a los médicos a diagnosticar, tratar y manejar adecuadamente la complejidad de la atención de una población que envejece.

Adoptada por la 41ª Asamblea Médica Mundial Hong Kong, septiembre 1989
y revisada en su redacción en la 126ª Sesión del Consejo Jerusalén, Israel, mayo 1990
y la 170ª Sesión del Consejo Divonne-les-Bains, Francia, mayo 2005,

y reafirmada por la 200ª Sesión del Consejo de la AMM, Oslo, Noruega, abril 2015
y,
con revisiones menores, por el 227º Consejo de la AMM, Helsinki, Finlandia, octubre 2024

 

INTRODUCCION

Las personas mayores presentan patologías múltiples como problemas motores, psíquicos y de orientación. Debido a esto, necesitan ayuda en sus actividades diarias, circunstancia que puede llevar a un estado de dependencia. Esto puede hacer que sus familias y la comunidad los consideren como una carga y posteriormente limiten o nieguen la atención y servicios.

El maltrato o el abandono de las personas mayores se puede manifestar de diversas maneras: físico, psicológico, emocional, financiero o material y médico. Las diferencias en la definición de maltrato de ancianos presentan dificultades al comparar las causas y naturaleza del problema. Se han propuesto algunas hipótesis preliminares sobre la etiología del maltrato de ancianos, incluidas: la dependencia de otros para prestar atención y servicios, falta de lazos familiares estrechos, violencia familiar, falta de recursos económicos, psicopatología de la persona que maltrata, falta de apoyo comunitario y factores institucionales, como bajas remuneraciones y malas condiciones de trabajo que contribuyen a actitudes pesimistas de las personas a cargo.

El fenómeno de maltrato de ancianos es cada vez más reconocido por establecimientos médicos y organismos sociales. El primer paso para prevenir el abuso y el abandono de los ancianos es aumentar la conciencia y conocimiento entre los médicos y otros profesionales de la salud. Una vez que se han detectado los casos de alto riesgo y sus familias, los médicos pueden participar en la prevención primaria del maltrato, al referir dichos casos a centros de servicios sociales y comunitarios apropiados. Los médicos también pueden participar al entregar ayuda e información directamente a los pacientes y sus familias, sobre los casos de alto riesgos. Al mismo tiempo, los médicos deben utilizar la atención y la sensibilidad para mantener la confianza y confidencialidad del paciente, en especial en el caso de pacientes competentes.

Por lo tanto, la Asociación Médica Mundial adopta los siguientes principios generales sobre el maltrato de las personas mayores.

Principios generales

  1. Las personas mayores deben tener los mismos derechos a atención, bienestar y respeto que los demás seres humanos.
  2. El médico tiene la responsabilidad de ayudar a evitar todas las formas de maltrato de los pacientes adultos mayores.
  3. Si el médico es consultado por una persona mayor directamente, el hogar de ancianos o la familia, debe velar por que el paciente reciba la mejor atención posible.
  4. El médico que constate o sospeche de maltrato, como se define en esta Declaración, debe discutir la situación con los encargados, sea la familia o el hogar de ancianos. Si se confirma que existe maltrato o si se considera una muerte sospechosa, el médico debe informar a las autoridades correspondientes.
  5. Para garantizar la protección de la persona mayor en cualquier ambiente, no debe haber restricciones a su derecho de elegir libremente el médico. Las asociaciones médicas deben luchar para que dicha libre elección sea respetada en el sistema médico-social.
  6. La Asociación Médica Mundial también presenta las siguientes recomendaciones a los médicos que tratan a las personas mayores y exhorta a todos sus miembros constituyentes a dar publicidad a esta Declaración entre sus miembros y la opinión pública.

 

RECOMENDACIONES

Los médicos que atiendan personas mayores deben:

  1. hacer mayores esfuerzos para crear una relación de confianza con los pacientes a fin de instarlos a pedir atención médica cuando sea necesario y a sentirse cómodos cuando confíen en el médico.
  2. proporcionar una evaluación y tratamiento médico por los daños producidos por el abuso y/o abandono
  3. intentar establecer o mantener una relación terapéutica con la familia (por lo general, el médico es el único profesional que mantiene un contacto duradero con el paciente y la familia), y mantener en la máxima medida posible la confidencialidad del paciente.
  4. informar toda sospecha de casos de maltrato o abuso de ancianos, conforme a la legislación local.
  5. utilizar un equipo multidisciplinario de tratantes de las profesiones médica, servicio social, salud mental y legal, cada vez que sea posible, y
  6. estimular la generación y utilización de recursos comunitarios de apoyo que presten servicios domiciliarios, reposo y disminución del estrés, para las familias de alto riesgo.